El trabajo que nos dejó Jesucristo a mi y a los demás apóstoles no fué en vano. Gracias a la fuerza que nos dió el Espiritu Santo pudimos crear una comunidad cristiana muy unida. Y hoy lo único que me queda por decir es que me siento muy orgulloso de ello.
Simón Pedro :)
Quien puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Yo y Juán ante el Sanedrín.
Estabamos hablando al pueblo, cuando se nos presentaron los sacerdotes, el jefe de guardia del Templo y los saduceos, indignados porque enseñabamos al pueblo y anunciabamos en la persona de Jesús la resurrección de los muertos. Nos echaron la mano y nos pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues caía ya la tarde. Sin embargo, muchos de los que habían oído el discurso creyeron; y el número, contando solo los hombres, llegó a unos cinco mil. Al día siguiente se reunieron en Jerusalen los jefes, los ancianos y los escribas. Los sumos sacerdotes nos preguntaron: ¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros? A lo que yo respondí que fué por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo a quien ellos crucificaron y a quién Dios resucitó de entre los muertos y que por su nombre se presentaba ese allí sano, delante de ellos.
Viendo nuestra valentía y sabiendo que éramos hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían por una parte, que habiamos estado con Jesús, y al mismo tiempo, veían de pie, junto a ellos al hombre que había sido curado; de modo que no podían replicar. Despúes de que deliberaran, nos hicieron pasar de nuevo y nos amenazaron con que no volviésemos a hablar o enseñar en nombre de Jesús. Nosotros les respondimos: << Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios. No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído>> Luego, nos soltaron! :)
Una vez libres fuimos a contarles lo sucedido a los nuestros. Al oírlo todos elevaron su voz a Dios y le oraron. Acabada su oración tembló el lugar en el que estaban y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y proclamaban la palabra de Dios con valentía

Viendo nuestra valentía y sabiendo que éramos hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían por una parte, que habiamos estado con Jesús, y al mismo tiempo, veían de pie, junto a ellos al hombre que había sido curado; de modo que no podían replicar. Despúes de que deliberaran, nos hicieron pasar de nuevo y nos amenazaron con que no volviésemos a hablar o enseñar en nombre de Jesús. Nosotros les respondimos: << Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios. No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído>> Luego, nos soltaron! :)
Una vez libres fuimos a contarles lo sucedido a los nuestros. Al oírlo todos elevaron su voz a Dios y le oraron. Acabada su oración tembló el lugar en el que estaban y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y proclamaban la palabra de Dios con valentía

FIN!!!!!
martes, 9 de noviembre de 2010
Curación de un tullido.
Estaba un día yo con Juán subiendo al Templo para la oración de la hora de nona.
Estaba allí un hombre tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. Éste, al verme a mi y a Juan que íbamos a entrar en el Templo, nos pidió una limosna. Yo, fijando en él la mirada juntamente con Juan, le dije: <<Míranos>>. Él nos miraba con fijeza esperando recibir algo de nosotros, entonces yo le dije << No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: En nombre de Jesucristo, el Nazoreo, echa a anda. >> Y tomándole de la mano derecha le levanté. Al instante sus pies y sus tobillos cobraron fuerza y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con nosotros en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo le vió cómo andaba y alababa a Dios, al reconocer que era el mismo que pedía limosna sentado junto a la puerta Hermosa del Templo, se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que le había sucedido.

Cómo él no nos soltaba a Pedro y a mi, todo el pueblo, presa de estupor, corrió hacia nosotros al pórtico llamado de Salomón. Yo, al ver esto, me dirigí al pueblo: << Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto, o por qué nos miráis fijamente, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a éste? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando éste había decidido ponerle en libertad. Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que os dejaran en libertad a un asesino; matasteis al jefe que lleva a la vida. Pero Dios le resucitó de entre los muertos; nosotros somos testigos de ello. Y por la fe en su nombre, este mismo nombre ha restablecido a éste que vosotros veis y conocéis; es, pues, la fe, dada por su medio, la que le ha restablecido totalmente ante todos vosotros.
Ahora bien, ya sé, hermanos, que obrasteis por ignorancia, lo mismo que vuestros jefes. Pero de este modo Dios cumplió lo que había anunciado por boca de todos los profetas: que su Cristo había de padecer. Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os estaba predestinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus santos profetas.
Moisés efectivamente dijo: El señor Dios os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos; escuchadle todo cuanto os diga. Todo el que no escuche a ese profeta, será excluido del pueblo. Y todos los profetas desde Samuel en adelante, todos cuantos han hablado, anunciaron también estos días.
Vosotros sois los herederos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres, al decir Abrahan: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. Para vosotros en primer lugar ha resucitado Dios a su siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno de vuestras iniquidades.>>
Estaba allí un hombre tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. Éste, al verme a mi y a Juan que íbamos a entrar en el Templo, nos pidió una limosna. Yo, fijando en él la mirada juntamente con Juan, le dije: <<Míranos>>. Él nos miraba con fijeza esperando recibir algo de nosotros, entonces yo le dije << No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: En nombre de Jesucristo, el Nazoreo, echa a anda. >> Y tomándole de la mano derecha le levanté. Al instante sus pies y sus tobillos cobraron fuerza y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con nosotros en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo le vió cómo andaba y alababa a Dios, al reconocer que era el mismo que pedía limosna sentado junto a la puerta Hermosa del Templo, se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que le había sucedido.

Cómo él no nos soltaba a Pedro y a mi, todo el pueblo, presa de estupor, corrió hacia nosotros al pórtico llamado de Salomón. Yo, al ver esto, me dirigí al pueblo: << Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto, o por qué nos miráis fijamente, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a éste? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando éste había decidido ponerle en libertad. Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que os dejaran en libertad a un asesino; matasteis al jefe que lleva a la vida. Pero Dios le resucitó de entre los muertos; nosotros somos testigos de ello. Y por la fe en su nombre, este mismo nombre ha restablecido a éste que vosotros veis y conocéis; es, pues, la fe, dada por su medio, la que le ha restablecido totalmente ante todos vosotros.
Ahora bien, ya sé, hermanos, que obrasteis por ignorancia, lo mismo que vuestros jefes. Pero de este modo Dios cumplió lo que había anunciado por boca de todos los profetas: que su Cristo había de padecer. Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os estaba predestinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus santos profetas.
Moisés efectivamente dijo: El señor Dios os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos; escuchadle todo cuanto os diga. Todo el que no escuche a ese profeta, será excluido del pueblo. Y todos los profetas desde Samuel en adelante, todos cuantos han hablado, anunciaron también estos días.
Vosotros sois los herederos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres, al decir Abrahan: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. Para vosotros en primer lugar ha resucitado Dios a su siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno de vuestras iniquidades.>>
domingo, 7 de noviembre de 2010
Al oír mis palabras, me dijeron a mi y a los demás apóstoles con el corazón compungido:
<< ¿Qué hemos de hacer, hermanos?>>
A lo que yo respondí: convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para perdón de nuestros pecado; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro>>
Les dije también que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Así pues, los que acojieron mi palabra fueron bautizados. Y aquel día se nos unieron unas tres mil personas y así fué como surgió la primera comunidad cristiana (:
A lo que yo respondí: convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para perdón de nuestros pecado; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro>>
Les dije también que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Así pues, los que acojieron mi palabra fueron bautizados. Y aquel día se nos unieron unas tres mil personas y así fué como surgió la primera comunidad cristiana (:
sábado, 6 de noviembre de 2010
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En unos días tendréis noticias mias, y os contaré como continúa la historia. Espero que os esté gustando, pues ha sido muy importante para mi, la he vivido muy de cerca y lo que deseo es poderla compartir con todos vosotros, que la sintais y la viváis como yo lo hice. Fué una experiencia inolvidable. Un abrazo muy fuerte!
El día de pentecostés
Al llegar el día de pentecostés estaban todos los apóstoles reunidos con un mismo objetivo. De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuegoque se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; se llenaron todos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Residían en Jerusalén hombres piadosos, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor, porque cada uno les oia hablar en su propia lengua. Estupefactos y perplejos se decían unos a otros: <<¿Qué significa esto?>> otros en cambio, decían riéndose: <<¡Están llenos de mosto!>> (es decir, borrachos)
Entonces yo, presentandome con los Once, levanté la voz y les dije:
<< Judíos y todos los que vivís en Jerusalen, que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras: éstos no están borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora tercia del día, sino que es lo que dijo el profeta:
Sucederá en los últimos días, dice Dios:
Derramaré mi Espíritu sobre todo mortal
y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros jóvenes verán visiones
y vuestros ancianos soñarán sueños.
Y también sobre mis siervos y mis siervas
derramaré mi Espíritu.
Haré prodigios arriba en el cielo
y signos abajo en la tierra.
El sol se convertirá en tinieblas,
y la luna en sangre,
antes de que llegue el Día grande del Señor.
Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el nazoreo, hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y signos que Dios realizó por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fué entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matásteis clavándole en la cruz por mano de unos impíos. A éste Jesús Dios lo resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos. Así pues, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha derramado; ésto es lo que vosotros veis y oís.
Sepa pues, con certeza todo Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo, a ese Jesús a quién vosotros habéis crucificádo.>>
sábado, 30 de octubre de 2010
ME PRESENTO
Hola, soy Simón Pedro. Os invito a que leais mi blog, para que podais conocer más de cerca mi historia.
Os dejo este video de mi:
http://www.youtube.com/watch?v=vfUJsLsgO8I
Os dejo este video de mi:
http://www.youtube.com/watch?v=vfUJsLsgO8I
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